domingo, 17 de junio de 2012

Todo escapa


Nada más se volverá a saber. Quedarán recuerdos después de tanto como se gustaban. Pero ya no es el tiempo de luchar. Ahora habrá que cerrar heridas. Dejar de escuchar canciones y fotografías. Mientras tanto, seguir como si nada, como si nada hubiese ocurrido desde entonces. Y claro que da pena. Pero ¡qué se le va a hacer! Más que tu vida, más de lo que quisieras. Saber que ya no. Por mentiras y por engañarte. Por todo. Olvidar. Aunque no lo quieras. Con todo lo que creí, será lo mejor: que vayas libre por donde vueles. Que pase el tiempo…
…que todo lo cura





viernes, 15 de junio de 2012

Adiós, primavera


Qué poco queda ya. La primavera se va apagando, se rinde. Pero pronto llegará el verano. Dos mundos diferentes pero que guardan la ilusión de las tardes largas y paraísos nuevos. Llega el verano, una época para abrir ventanas al amanecer para no caer y no descubrir en qué hemos fallado el resto del año. Al mundo y a la vida meses de calor y de rencuentros. Nada podrá parar este tren desenfrenado donde julio y agosto se convierten en eternos días. Se acabaron los guiones y los papeles. Ahora la libertad deseada por encima de todo. Ni angustia, ni temor. Sólo libertad. Amplia.


sábado, 24 de marzo de 2012

La mujer del balón


Todas las mañanas, desde que llevó aquí, la veo asomándose a su balcón. Sentada, con el pelo blanco y castigada por los años. Su marido la suele sacar para que vea la mañana en la enorme plaza que nos separa. Poco se conoce, excepto que un perro juguetea entre sus pies. Luego, por la tarde, vuelve a asomarse y así hasta que el crepúsculo se va. ¿Cuántos años llevarán juntos? Él la asoma cuando llega el mediodía y allí está, sentada mientras que él seguramente se dedique a hacer las tareas del hogar.
Parece estar enferma, la edad puede rondarle los setenta u ochenta años. Pero seguramente se asome al balcón recordando tiempos de ayer, cuando era una muchacha que andaba cerca del Guadalquivir cantando canciones de épocas oscuras donde no existía la libertad. Cómo ha cambiado el tiempo y ella tan débil, vivo retrato en sepia de lo que fue, mujer que día tras día recibe al sol desde el gran ventanal y donde se sienta a contemplar los mismos días que en un pasado la vieron  jugar en su infancia sin lágrimas montada sobre la velocidad de un sueño hacia destinos desconocidos.

domingo, 22 de enero de 2012

Separar


Y tienes frente a ti un montón de piezas y no sabes cuál escoger, porque no sabes la que encaja, porque ni tienes tiempo para pararte a pensar o porque ni tan siquiera sabes dónde encajar la pieza que te falta. 

Hay veces en las que te sientes solo, otras en cambio rodeado de mucha gente pero igualmente solo. En definitiva, solo. Me pregunto si los demás estarán igual. Es hora de decir que todo es pasajero, pero al fin y al cabo lo esencial es lo que permanece. Necesito estar, necesito encontrarme, encajar. 

Necesito siquiera un pequeño espacio de tiempo que pueda estirar hasta el final y hacerlo eterno sin tener que estar viajando por recuerdos o épocas del pasado. No se trata de cambiar, se trata de unirme de nuevo a este tren que se va. Pero no estoy seguro de querer cogerlo, porque no sé si es lo que ahora mismo importa o no. Tampoco sé qué es lo que lleva dentro porque igual cuando me quiera bajar en la próxima estación me equivoque de rumbo y ya no tengo un medio que coger para regresar a este estado. 

No lo sé. Es domingo. Y en domingo se dicen muchas verdades, pero también otras que no lo son tanto, pero que igualmente importan. Ahora el paso es volver a unir lo que se había separado. Ahora hay que volver a andar.