domingo, 1 de agosto de 2010

Noche de Verano


A las dos y media de la mañana se dejó caer sobre las sábanas que esperaban su momento. Se recostó del lado contrario al del corazón y cruzó a la altura de las muñecas los brazos haciendo una equis. La luna entraba por la ventana en la calurosa noche de julio. Reflejaba en la pared azul, que parecía darle vida como si fuera el mar. La mano izquierda yacía boca abajo en la almohada mientras que la derecha, aparecía con tres dedos algo encogidos, el pulgar abierto y el dedo índice algo más extendido como si estuviera señalando al cielo. Y así se durmió.